Publicidad

Octubre de Historias y Leyendas: Los niños de la presa Boquilla

Es muy común que se diga que a raíz de una construcción importante los encargados de esta deben hacer una importante ofrenda

tomada de video

CAMARGO.- Es muy común que se diga que a raíz de una construcción importante los encargados de esta deben hacer una importante ofrenda con la finalidad de evitar su derrumbe.

Se trata de una ofrenda humana, pues arquitectos, ingenieros o dueños deben enterrar viva a una persona para que sus huesos sirvan como soporte de la estructura.

En 1910 comenzaron las obras de la construcción de la presa La Boquilla, al sur del estado, a la par de su construcción un grupo de niños son reportados como desaparecidos sin que se le de seguimiento a su caso.

Con el paso de los años diferentes personalidades de la región cuentan haber escuchado el llanto de niños muy cerca de la presa. Entre ellos un pescador llamado José, quien en 1919 se adentró en el monte pasadas las 11 de la noche, una vez que se encontraba cerca del río percibió el tenebroso llanto infantil.

Años después dos hombres que se encontraban pescando en la zona son sorprendidos por la noche luego de un día atareado, antes de partir otra vez el llanto de niños por la zona los invita a retirarse.

Se cuenta que años más tarde un hombre que participó en la construcción rompió el silencio antes de morir y confesó que un grupo de niños había sido arrojado a la construcción y luego se les sepultó vivos con cemento.

De acuerdo con la creencia popular hace falta que otra persona los escuche llorar para que suceda una tragedia en el lugar. Algunos valientes cuentan que en 2009 una pareja escuchó ese último lamento, pero fueron callados para evitar el pánico en la población.

La Boquilla y los menores que yacen en su estructura esperan ese último interlocutor antes de irse a descansar en paz.

Después de hace 13 años, seguimos esperando aquella historia de alguien que escuche llorar a ese último niño, no sabemos la fecha o la hora, ni quién será el que lo escuche, pero desde ese día nadie olvidará a aquellos niños nunca más.

AUTOR: HISTORIAS CORTAS DE TERROR ( Liz Rivas )

 

Publicidad
Publicidad

Interes

Publicidad